Digitalización y outplacement, transformar siendo responsable
Mucho se ha hablado sobre la transformación digital, pero, como expertos en outplacement y procesos de offboarding en las empresas, queremos ahondar en cómo la nueva era digital puede derivar en reestructuraciones de empresas.
¿Qué es la transformación digital? ¿Cómo afecta a las organizaciones y personas?
Por situarnos, la transformación digital es la reinvención de los procesos y las personas que conforman una organización, por medio del uso de la tecnología digital. Es por ello que las empresas deben actualizarse e implantar nuevas tecnologías, herramientas y plataformas, orientadas a las nuevas demandas del mercado. Toda empresa que no siga este ritmo caerá en una obsolescencia y, por lo tanto, en una desaparición futura.
Seguramente, todos aquellos que estéis inmersos en este proceso digital estáis trabajando procesos más automatizados, que hacen más ágil el trabajo, en los que existen menos intermediarios y un mayor ahorro de costes. Este ahorro económico que se plantea es un dato muy atractivo para las empresas, de ahí el objetivo de que se trate de un proceso rápido, en el que las personas de la compañía se impliquen.
Asimismo, la transformación digital ha supuesto un cambio en el organigrama de las empresas, que se han visto obligadas a incorporar nuevos perfiles digitales –con formación digital específica, con visión analítica y acostumbrados a procesos de trabajo más eficientes– que arrancasen este proceso retador en las diferentes áreas o departamentos de la compañía.
Pero este nuevo organigrama no solo ha conllevado la incorporación de nuevo perfiles, sino que ha hecho aflorar la necesidad de que los perfiles ya existentes en la empresa, tomasen conciencia de este nuevo proceso digital en las empresas.
El nuevo perfil profesional: adaptarse o salir
Es cierto que la era digital no es algo nuevo, pero los sistemas educativos no tienen todavía muy en cuenta este tipo de formación digital, tan fundamental y que las compañías necesitan. A un nivel superior, másteres, programas y cursos especializados en digital ya han ampliado su oferta considerablemente. De hecho, han aparecido escuelas nativas digitales, que han sumado su oferta a la de las escuelas de negocios más tradicionales que han añadido nuevas formaciones digitales.
Con todo y con eso, todavía existe una alta escasez de talento digital en las empresas, que se irá incrementando con el tiempo, dada la evolución que las nuevas tecnologías están imponiendo en los distintos sectores. De hecho, a la larga irán apareciendo nuevos puestos de trabajo que aún no conocemos.
En esta línea, ya son muchas las empresas han empezado a invertir en programas de desarrollo para empleados clave, así como los propios empleados han empezado a formarse por su cuenta, dada la gran necesidad existente.
Ante este panorama, podemos encontrarnos con distintos escenarios en los que el empleado no sale siempre bien parado: con empleados que, directamente, “no quieren” desarrollarse digitalmente y deciden no apuntarse a estos programas de formación; con empleados que “quieren”, pero no son capaces de adaptarse a las nuevas tecnologías y desarrollarse a la velocidad que actualmente se requiere; y con empleados que, al no tener especial motivación por este desarrollo, termina siendo malo para ellos y para el conjunto.
Sea cual sea la casuística, las empresas responsables deben estar obligadas a mirar por todos ellos y buscar una salida justa, dando el soporte y el apoyo profesional que toda persona puede requerir. Y ahí es donde entra en juego el outplacement.
Ante las posibles salidas, trabajar el offboarding y ofrecer un servicio de outplacement
En el momento que hablamos de procesos más rápidos y con menos intermediarios (personas), a muchos se nos viene a la cabeza el “desempleo digital”. O, lo que es lo mismo, que se produzcan salidas porque el perfil o la empresa no se han adaptado a la transformación digital necesaria.
Esto es algo que, inevitablemente, ocurrirá en las empresas. De ahí la importancia de trabajar muy bien el proceso de offboarding, dado el alto impacto que este tiene en la experiencia de empleado.
Asimismo, llegado el momento de la inevitable desvinculación, las empresas deben ser responsables de aquellos que, durante mucho tiempo, han formado parte de sus compañías y acompañarles hasta que encuentren su nuevo paso profesional, invirtiendo en un programa de outplacement.
Apoyar a los que se van nos hará ser más fuertes, al actuar de acuerdo con nuestros valores corporativos cuando las personas realmente lo necesitan. De hacerlo, el impacto en los que se van es grande, pero también lo es en aquellos que se quedan (y en los que vendrán). Se habla mucho de valores y marca, lo cuál, sin duda, es clave para atraer y fidelizar a los mejores profesionales, pero también para ser un referente empresarial y social. En nuestras manos está.
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