4 ideas sencillas para gestionar y lidiar con una reestructuración

Itziar Nieto
Socia Directora
19 de octubre, 2022
¿Tu negocio está ante un proceso de reestructuración? Einstein dijo: “locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”. Locura o no, es cierto que los cambios son necesarios (cómo no, también en el mundo empresarial). Y estos cambios muchas veces son en forma de reestructuración. Que no te asuste la palabra y lo que conlleva: en este artículo descubrirás cómo gestionarla fácilmente.

Una reestructuración puede ser una gran oportunidad para tu negocio

¿Qué es y en qué consiste la reestructuración de una empresa?

La reestructuración no siempre es de agrado de toda la plantilla

Una reestructuración es un proceso, muchas veces complejo, en el que una empresa se reorganiza (y en ocasiones se transforma), adaptándose a un nuevo modelo / contexto, como consecuencia de una circunstancia de negocio y/o una decisión de la Dirección de la Compañía.

El objetivo de una reestructuración es adoptar un modelo más competitivo que garantice el funcionamiento y pervivencia futura de la Compañía. Algo que puede tener como finalidad el alcanzar algo bueno para clientes, entorno y trabajadores, puede, si no se gestiona de una manera excelente, el afectar negativamente a la relación de la Compañía con sus empleados y/o con su entorno.

Palancas en el proceso de restructuración empresarial

una reestructuración cuidada impacta positivamente en los empleados

¿Qué pueden hacer las empresas para liderar estos procesos cuidando el momento, situación y necesidades de las personas que las conforman?

 Apoyándonos en los datos obtenidos del Índice de Medición de la Experiencia del Offboarding en España 2020-2021(IMEX), obtenemos cuatro palancas en las que nos podemos apoyar para liderar con éxito una reorganización:

  1. Honestidad y claridad

    Es importante que se mantengan informados a los empleados sobre los cambios que se produzcan, el por qué se están realizando y qué pueden esperar en el futuro.

    Muchas veces hay incertidumbre y ni la propia dirección sabe quiénes se van a ver afectados, lo cual no impide que podamos informar en términos “de proceso”, en qué momentos ocurrirán qué cosas. Si no se ocupa el espacio informativo, otro lo ocupará en nuestro lugar, comenzando una espiral de informaciones cruzadas y rumores que no ayudan a las personas ni a las compañías.

  2. Comunicarse con los empleados durante el proceso

    A la hora de decidir cómo afrontar la reestructuración de una empresa, hay que generar espacios en los que las personas puedan compartir sus dudas, inquietudes o miedos.

    Se puede hacer a través de personas que tengan una ascendencia / relación de confianza con los demás, trabajándolo en grupos más amplios, reducidos o en un formato incluso individual. Idear un “mapa de comunicación” y sobre todo actuar de una manera personalizada (no todos necesitamos lo mismo ni de la misma forma) son claves del éxito para realizar un proceso ordenado y pensado desde, por y para las personas involucradas.

  3. Acompañar y cuidar

    Los síntomas más comunes que pueden aparecer mientras los empleados lidian con una reestructuración son: estrés, fatiga, ansiedad, inquietud, falta de concentración o motivación y tristeza.

    Si las personas habitualmente necesitamos referentes y una hoja de ruta que nos haga tener cierta sensación de control, esto es si cabe más importante en un proceso difícil como lo es una reestructuración.

    Fuera del propio proceso y de estar preparados para responder a las principales inquietudes que puedan surgir (un buen y sencillo mensaje de Compañía y un buen documento de “preguntas y respuestas” son dos estupendas herramientas a desarrollar), debemos estar preparados por si algún profesional requiere de cierto apoyo que vaya más allá del que podemos ofrecer desde nuestra área de RRHH.

    En el caso en el que deban acometerse despidos, hay que tratar a los empleados afectados desde el respeto y, siempre que sea posible, proporcionando servicios de reubicación (outplacement) que brinden a cada profesional el soporte, apoyo y ayuda que en ese momento necesita. Si cuidas a una persona cuando la contratas, más aún debes cuidarla cuando prescindes de ella.

    Hoy en día hay aún mucho por hacer en todo lo relativo al apoyo proporcionado a los profesionales que son desvinculados. En el IMEX, podemos ver reflejado que los empleados valoraron con 6 sobre al ser preguntados por “…se ofrecer una apoyo personalizado de acuerdo con los intereses y situación de las personas perjudicadas”.

  4. Hacer seguimiento en el “después”, no únicamente en el “durante”

    Cuando hay una preocupación sincera por la persona, dicha preocupación va mucho más allá de una relación contractual.

    El hacer un seguimiento de las personas desvinculadas, interesarse por su momento y situación, ofrecerles apoyo y compartir los resultados de un programa de recolocación (outplacement) con los profesionales que continúan en la empresa, no sólo es una manera de tangibilizar los valores personales y corporativos, sino que además tiene un impacto directo en el valor de tu marca empleadora y en la propia motivación y compromiso de los trabajadores que continúan en el proyecto.

    Aparte de todo lo anterior, la oportunidad para hacer mejor las cosas actuando con profesionalidad, honestidad y calidad humana es enorme. De hecho durante el Offboarding el eNPS – Employee Net Promoter Score – baja hasta 44 puntos porcentuales en los empleados que se quedan en una organización tras vivir una reestructuración (y el 49% de los que se quedan en la empresa se cambiarían de trabajo).

    Las reestructuraciones son necesarias para buscar sostenibilidad y adaptarse a nuevas circunstancias de mercado y del negocio. Dicho lo cual el “cómo” se gestione de bien (o de mal) dicha reestructuración tendrá un impacto directo en tu valor de marca, tus KPIS de negocio y en el grado de motivación, compromiso y satisfacción de tus propios profesionales. Siempre debemos procurar ser excelentes en aquello que hacemos. Si enfrentamos una situación de incertidumbre, compleja y difícil, mucho más si cabe.

 

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