Redefiniendo el rendimiento educativo: De la nota a la Experiencia del Estudiante
Tabla de contenidos
Definición de rendimiento educativo
El rendimiento educativo se ha entendido, tradicionalmente, como la suma de los resultados académicos que un estudiante obtiene, principalmente a través de calificaciones y promedios de notas. Este enfoque clásico, basado en evaluaciones cuantitativas, ha dominado durante décadas los sistemas educativos.
Sin embargo, en la actualidad, esta definición se ha ampliado. El rendimiento educativo moderno considera no solo los resultados académicos, sino también aspectos como el desarrollo de competencias, habilidades sociales, empleabilidad futura y, sobre todo, la experiencia vivida por el estudiante durante su proceso formativo.
De hecho, según un informe de UNESCO 2024, el 65% de las instituciones educativas están adoptando indicadores alternativos al sistema tradicional de notas.
El rendimiento educativo más allá de las notas
Limitar la evaluación al sistema de notas resulta hoy insuficiente. Un artículo reciente destaca que las nuevas evaluaciones se enfocan en habilidades, actitudes y valores. De hecho, un estudio de la Universidad de Harvard demuestra que los estudiantes evaluados también en las llamadas soft skills (o habilidades blandas), presentan un 30% más de éxito en el mercado laboral. Bajo nuestra experiencia, un enfoque exclusivamente numérico no refleja el verdadero desarrollo del estudiante. Conceptos como el engagement académico o el dominio de competencias transversales son ahora esenciales.
Estudios recientes destacan que el compromiso del estudiante está altamente correlacionado con su éxito posterior en el mercado laboral y en su vida personal. La resiliencia, el pensamiento crítico y la creatividad se han convertido en pilares fundamentales del rendimiento educativo.
¿Cómo se mide el rendimiento educativo en las instituciones más innovadoras?
Instituciones educativas punteras han empezado a integrar metodologías basadas en analítica avanzada y en la experiencia del estudiante para medir el rendimiento de manera más holística.
Los nuevos indicadores no solo valoran los conocimientos adquiridos, sino también factores como la retención del alumno, la participación activa en clase, la satisfacción con la experiencia formativa, y la aplicación práctica de las competencias adquiridas.
Indicadores cualitativos y cuantitativos
Los nuevos modelos de evaluación combinan métricas cuantitativas y cualitativas, entre las que destacan:
- Customer journey del estudiante: conocer lo que vive el estudiante con la institución nos va a permitir entender la vivencia general del estudiante y saber dónde debemos poner el foco.
- Fidelización del estudiante: porcentaje de alumnos que continúan sus estudios año tras año.
- Participación activa: medida de asistencia, contribuciones en clases y actividades extracurriculares.
- Satisfacción académica: valoraciones en encuestas periódicas.
- NPS académico (Net Promoter Score): nivel de recomendación de la institución por parte de los alumnos.
Esta combinación proporciona una visión más completa y accionable para instituciones educativas. De hecho, estos indicadores no solo nos permiten actuar con los estudiantes actuales, sino para trabajar con alumnos futuros y aumentar la captación.
¿Cuáles son las nuevas formas de evaluar el rendimiento educativo?
Las herramientas y metodologías emergentes ofrecen maneras más prácticas y efectivas de evaluar el rendimiento:
- Plataformas de aprendizaje interactivas como Canvas LMS, que permiten evaluar progresos en tiempo real.
- Sistemas de feedback continuo, basados en apps como SurveyMonkey o Typeform para encuestas dinámicas.
- Análisis de comportamiento mediante inteligencia artificial en plataformas como Brightspace y Blackboard, detectando patrones de compromiso y rendimiento.
Estas innovaciones facilitan una evaluación formativa, más personalizada y proactiva.
Experiencia del estudiante: El nuevo eje del rendimiento académico
Entender la experiencia del estudiante ha pasado a ser uno de los objetivos principales de las instituciones académicas. Siguiendo la estrategia de las empresas de entender la experiencia de cliente y la experiencia de empleado, las instituciones académicas han querido poner al estudiante en el centro, para entender lo que vive y siente y saber de qué manera impacta en su rendimiento académico.
Este cambio en la valoración del rendimiento académico tiene un porqué muy claro: el mercado laboral está cambiando a la velocidad de la luz y lo que permite esa adaptación a lo nuevo van a ser las soft skills, no los contenidos teóricos de antaño. Todos nos hemos tenido que ir adaptando recientemente y ha sido por nuestra forma de ser y de afrontar los retos, no por lo que aprendimos en la universidad, ¿verdad?
Este trabajo desde la experiencia de estudiante nos ha permitido, desde Lukkap, ayudar a escuelas de negocio y universidades a tomar decisiones estratégicas desde el estudiante y el Alumni. Recientemente, hemos transformado la oferta académica y el proceso de admisión de una escuela de negocios basándonos en lo que los Alumni nos han dicho que se está buscando en sus empresas: perfiles, aptitudes, conocimientos nuevos, etc. La empleabilidad de esta escuela en el primer año tras acabar los estudios es del 98%, así que la CX es la única vía para mantener esos valores.
Cómo medir la experiencia del estudiante en tiempo real
Medir la experiencia en tiempo real nos permite saber lo que el estudiante vive durante todos los puntos de contacto con la institución (student journey). Esto, no solo nos va a permitir tomar decisiones sobre qué acciones debemos llevar a cabo para mejorar su experiencia, sino que, además, nos va a permitir personalizar la experiencia para que tenga impacto positivo en su rendimiento académico.
Para ello, hay distintas herramientas que nos permiten obtener esta información que, posteriormente, podremos convertir en palancas de actuación.
- Encuestas, talleres, entrevistas… hay diferentes de formas de obtener la información con la que luego trabajaremos
- Dashboards analíticos que integran información de participación, satisfacción y desempeño.
- Herramientas de medición continua que nos permiten ver la evolución de la experiencia y entender qué impacto tiene sobre ciertos KPIS.
Estos sistemas permiten una personalización del aprendizaje y una detección precoz de riesgos como la deserción o la desmotivación. Por ejemplo, plataformas como Qualtrics integradas en LMS permiten recopilar datos en tiempo real sobre la participación del estudiante, identificar niveles de satisfacción y detectar de manera temprana posibles riesgos de abandono, facilitando intervenciones personalizadas.
Asimismo, más allá de las propias herramientas de medición es fundamental que exista un cambio cultural de orientación al cliente entre los roles clave. Si los roles que interactúan con los alumnos tienen conciencia de experiencia de cliente y saben en qué fijarse, son una fuente de información de primera línea valiosísima.
En esta línea, hemos trabajado con otra escuela de negocios, para crear un modelo de atención al estudiante único, donde cada rol (docente, director, coordinador y equipo de empleabilidad) tiene unos comportamientos clave que debe realizar con el estudiante y entre ellos para detectar cualquier anomalía, ya sea en la experiencia o en el rendimiento, malo, bueno o excelente.
Casos de éxito en escuelas de negocio y universidades
La aplicación de este enfoque nos ha permitido lograr muy buenos resultados con diferentes instituciones académicas.
- Una universidad logró aumentar un 15% la fidelización de estudiantes al implementar encuestas de satisfacción trimestrales y acciones correctivas basadas en los resultados.
- Con una universidad digital de Valencia conseguimos mejorar el orgullo del estudiante gracias a diseñar una experiencia de estudiante personalizada.
- Una escuela de negocios integró una plataforma de feedback continuo, mejorando en un 20% el NPS académico en solo un año.
- Una universidad creó desde 0 una escuela politécnica, aprovechando aprendizajes de sus estudiantes y obtuvo un 100% de ocupación en todos los grados en el primer año. Desde entonces, tiene lista de espera en todos, ya sean los grados existentes como los que introduce cada año.
Estos ejemplos demuestran que medir y mejorar la experiencia del estudiante impacta directamente a todos los niveles. No solo contribuye a mejorar el rendimiento educativo general, sino que permite a las instituciones saber hacia dónde debe dirigir sus esfuerzos e inversiones, con el objetivo de alcanzar un círculo virtuoso en el que todas las partes salen ganando.
Suscríbete y recibe las mejores historias escritas por nuestros equipos.
Puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento. Lee aquí nuestra política de privacidad
Contáctanos
Puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento. Lee aquí nuestra política de privacidad